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A mal tiempo buena cara

No tenemos excusa

Como lectura para esta Navidad propongo lo siguiente, es una historia real:

"El sexto mes envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen prometida a un hombre llamado José, de la familia de David; la virgen se llamaba María. Entró el ángel a donde estaba ella y le dijo: ---Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. Al oírlo, ella se turbó y discurría qué clase de saludo era aquél. El ángel le dijo: ---No temas, María, que gozas del favor de Dios. Mira, concebirás y darás a luz un hijo, a quien llamarás Jesús. Será grande, llevará el título de Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, para que reine sobre la Casa de Jacob por siempre y su reinado no tenga fin. María respondió al ángel: ---¿Cómo sucederá eso si no convivo con un varón? El ángel le respondió: ---El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te hará sombra; por eso, el consagrado que nazca llevará el título de Hijo de Dios. Mira, también tu pariente Isabel ha concebido en su vejez, y la que se consideraba estéril está ya de seis meses. Pues nada es imposible para Dios. Respondió María: ---Aquí tienes a la esclava del Señor: que se cumpla en mí tu palabra. El ángel la dejó y se fue." (Evangelio de San Lucas 1, 26-38)

Leyendo esto, me siento asquerosamente cobarde. Todo a mi alrededor respira cobardía. Esta mujer, la protagonista del relato, pudo morir apedreada por hacer lo que hizo. Es por casos como este que no nos atrevemos a manifestarnos, a salir a la calle para que cambien las cosas. Buscamos seguridad. Sabemos que si salimos y la cosa se pone un poco fea, la policía puede arremeter contra nosotros, nos pueden detener, nos pueden torturar, podrían hasta matarnos.

Ella cumplió su misión, ¿qué pasa con la nuestra? Buscamos excusas, que no son más que miedo.

1 comentario

Diego -

El miedo es lo que nos paraliza, con ese miedo nos controlan, es algo irracional para uno mismo, pero fácilmente manipulable para el otro. Si no tuviéramos miedo a perder nuestra seguridad, como bien dices saldríamos a la calle, nos manifestaríamos, exigiríamos nuestros derechos, pediríamos más, ayudaríamos a que esta sociedad cambiara de dirección... pero la realidad es otra, no podemos salirnos del camino que nos han marcado, y los pocos que se salen, acaban en algún lugar al que nadie nos gustaría ir, ni de visita.

En la historia real que cuentas, Maria no tuvo miedo, porque creía ciegamente en algo que esta por encima de ese miedo humano, eso le hizo contestarle al Angel Gabriel que si.

Nunca es tarde para seguir su ejemplo, aunque sepamos que no será tan fácil para nosotros como para ella, según lo cuenta el libro que estas leyendo.